En algún momento todos hemos escuchado la famosa frase: “Dime con quién andas y te diré quién eres” (y si nunca la habías escuchado, aquí te la presento).
Está es una frase popular que usan mucho las mamás para decirle a sus hijos que elijan bien a sus amistades y círculos sociales. También está el grupo de personas que piensa que es una frase sin pies ni cabeza, que lo que en realidad importa son tus propios principios y que no interesa con quien andas si tienes firmes tu moral y creencias.
Yo creo que no se trata de algo superficial o instantáneo, las consecuencias de andar con gente que no tiene en claro lo que está bien o mal, sean cristianos o no, se ven a largo o mediano plazo.
La Biblia dice en el versículo 33 de 1 Corintios 15:
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” (RV1960, énfasis mío)
Como cristianos debemos entender cuál es el papel que tenemos. Algunos pueden decir “pero Jesús anduvo con pecadores”, ¡claro! pero esos pecadores lo seguían a Él. Esos pecadores que rodeaban a Jesús querían dejar su pecado y su estilo de vida porque se veían confrontados por el testimonio y palabras del Maestro, esos pecadores reconocían la necesidad de un Salvador.
No es pecado juntarse con pecadores. Nuestro papel es reflejar a Dios, nuestro papel es hacer que el mundo vea que tiene una gran necesidad de Dios. Que nos sigan porque quieren oír más de Él, porque quieren cambiar. No que tú te comportes como ellos y compartas sus costumbres, hábitos y vicios. Estar rodeados de gente que no conoce a Dios no significa que nos quedemos callados al escuchar que se burlan de Dios o de sus principios, ya sea con sus palabras o con sus obras.
“¡NO ERRÉIS!” dice el versículo. Por favor no cometas el error de pensar que puedes meterte a la piscina sin salir mojado. Todo tiene una consecuencia: “…las malas conversaciones CORROMPEN las buenas costumbres.” A corto, mediano o largo plazo empezarás a permitir cosas que antes no permitías, sutilmente te irás alejando de la verdad (1Cor. 5:6).
Dios nos llamó a ser sal y luz en este mundo, si la sal pierde su sabor no cumple su propósito. Pidámosle a Dios que nos guarde de lo que contamina al corazón, que nos dé sabiduría para saber como actuar entre los que no son cristianos, para reflejar a Dios y su obra en nuestras vidas de la mejor manera. También para ser ejemplo entre los que sí son cristianos. Pasemos momentos de calidad en comunión e intimidad con Dios para que Él fortalezca nuestro espíritu con el suyo.
Recuerda: “Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”, si andas entre ellos, pero no te comportes como ellos. Que te sigan para cambiar, no porque eres uno más de ellos. Marca la diferencia siguiendo las huellas del Maestro.
2 comentarios:
Muy edificante todo lo que escribes, ahora tengo que ponerlo en practica,con la ayuda de DIos.
Diste en el clavo...muchas gracias!
Publicar un comentario