martes, 16 de diciembre de 2014

Consejo de año nuevo: No prometas ¡Cumple!

Dicen que el 15 de febrero es el día promedio en el que la mayoría de personas ya dejaron de lado las metas que se propusieron en año nuevo, y por experiencia propia podría decir con autoridad (y un poco de vergüenza) que es cierto.

Este 2014 para mi ha sido un año difícil, pero lleno de aprendizaje. Creo haber crecido a pesar de que aun hay mucho camino por recorrer. Aprendí por ejemplo que el orden y la disciplina vencen al talento, que tomar acción es mil veces más importante que planear demasiado. Pero sobre lo que hoy quería escribir es sobre las metas de año nuevo (o New Year Resolutions para los de la UPC, es broma jaja).

Todos entramos en un proceso de evaluación y análisis propedéutico al finalizar cada año y tomamos consciencia de lo desastroso que fue o de lo bien que pasamos el año en cuestión. Luego, ya sea por remordimiento o por emoción, empezamos inevitablemente a hacer promesas de cambio para el nuevo año y he aquí el problema. ¡Es un círculo vicioso anual!

La mayoría de personas con la que he conversado del tema o sobre sus planes para fin de año, están desesperadas por salir de vacaciones y olvidarse por completo de lo que pasó para empezar de nuevo, es cierto el cambio de año da cierta sensación de “un nuevo inicio”, pero nada más falso que eso! Empezar de nuevo no te hace cambiar los malos hábitos que te llevaron a tener un mal año. En lugar de “empezar de nuevo” deberíamos concentrarnos en cambiar hábitos, dejar las cosas que nos distraen, retrasan y perjudican mientras caminamos a nuestras metas, no puedes cambiar de meta cada año sin completar la que te habías trazado primero. Particularmente, yo estoy como loco tratando de estirar diciembre para poder decir que puse de mi parte este año y continuar trabajando en lo mismo el año que viene.

El enfoque es lo principal y lamentablemente las cosas que nos llevan al éxito (sin importar lo subjetivo que el éxito pueda ser) no nos las enseñan en un salón de clases y, en su mayoría, ni en la casa. Preocúpate por aprender de las personas que te llevan varios kilómetros de recorrido, sí tú no te exiges nadie lo hará por ti. Todo el mundo quiere ser el mejor hasta que le toca hacer lo que los mejores hacen.

Entonces, termina lo que comenzaste, no empieces algo sin haber terminado lo anterior. Tampoco te traces metas interminables, aterriza y divide tus metas en otras más pequeñas y cómete al elefante de a poquitos. Claro que toma tiempo, el elefante no entra en el microondas!

Escribo para mi mismo, pero si eres alguien que no soy yo y estás leyendo esto, deseo de todo corazón que te sea de provecho. ¡Feliz año!

lunes, 5 de agosto de 2013

¿Con qué sueñas?

Me subí a un nuevo tren, una nueva aventura que espero me acerque más rápido a donde quiero llegar. Todos tenemos planes, proyectos y cosas que queremos lograr, todos tenemos sueños. La mayoría de esos sueños requieren de nuestra directa intervención, por eso no todos logran ver sus sueños hechos realidad, porque simplemente no todos saben de qué manera intervenir.

Es difícil tomar una decisión diferente y nueva cuando sabes que se corre un riesgo, cuando esa decisión significa salir de tu comodidad o dejar de hacer lo que estás acostumbrado a hacer. Esas decisiones que te desafían a moverte suelen ser las oportunidades que te acercan a tus sueños.

Soñar es gratis y bonito. Lograr que tus sueños se hagan realidad siempre implica trabajo, sudor y lágrimas. Te vas a caer y te va a doler, pero será la fortaleza de tu carácter lo que hará que te levantes y lo vuelvas a intentar. De eso se trata.

Los que creemos en Dios debemos entender que confiar en Dios es buenísimo, pero esperar que Él haga tu trabajo es destinar tu vida a la simple existencia, Dios no es tu hada madrina. Yo no quiero solamente existir, yo quiero impactar gente, ser de influencia, marcar la diferencia. Sé que suena egoísta o ambicioso, ¡qué bueno! he conocido gente sin ambiciones y la verdad no quisiera estar en ese club. No está mal tener sueños, Dios los puso dentro de ti para usarte en ellos, de lo que debemos preocuparnos es que estos estén alineados a su voluntad al igual que nuestras propias vidas.

Mantenerse motivado es lo más difícil, busca no perder lo que te mueve, no pierdas de vista el objetivo y si sabes que te costará llegar a él no te rindas. Construye dentro de ti un carácter que deteste perder, que ame los retos y que quiera con todo su ser alcanzar sus objetivos.

miércoles, 26 de junio de 2013

Lágrimas

“Nunca había hecho llorar a nadie. Verte llorar por mi culpa, me partió el alma. No estoy dispuesto a perderte, perdóname, por favor perdóname, tú no te mereces esto.”

Duele ver llorar a alguien que quieres tanto, con más razón si la culpa de que cayeran esas lágrimas recae sobre tus hombros. Es un malestar que te quita el hambre y te arrebata el sueño; es un nudo que llevas dentro, que esperas se desate con el tiempo, pero no sucede así de fácil.

Espero que cuando pase el tiempo y vuelva a leer este post (o cuando tú lo leas si algún día lo encuentras), sirva para recordar cómo esta situación nos hizo más fuertes; que sirva para recordar que valió la pena perdonar y volver a intentarlo.

No escribo esto para darte lástima, lo escribo para que quede registro del día en que descubrí que te quiero más de lo pensaba, para que quede registro de lo mucho que tus lágrimas pesaron en mi alma.

lunes, 25 de febrero de 2013

De ti dependo

Luego de un parto natural a la criatura se le corta el cordón umbilical pues ahora se encuentra en un medio en el que no lo necesita más. Como personas que quieren vivir agradando a Dios, nosotros los cristianos, a diferencia del niño nos debemos unir “umbilicalmente” a la fuente de todo lo que necesitamos para vivir, a Dios.

cordon-umbilicalEs literalmente un nuevo nacimiento, pero en el sentido espiritual. ¿Te imaginas a un niño que, siendo feto aun, le dice a su madre que no necesita de ella para desarrollarse y que por favor lo saque de una vez? ¡Estaría loco! (bueno si fuera posible).

A veces queremos hacer lo mismo, decimos que dependemos de Dios y le pedimos que nos ayude día a día pero con nuestros actos y nuestras decisiones demostramos todo lo contrario.

Normalmente cuando escribo lo hago para mi mismo, y esto no es una excepción. Siento que no he estado viviendo con integridad en algunas áreas de mi vida y creo haber encontrado el motivo. Dios en su misericordia nos muestra lo que anda mal para que podamos arrepentirnos y seguir caminando con Él. No para vivir llorando y lamentándonos sino para rendirnos delante suyo y pedirle que vuelva a ordenar lo que se desordenó.

Cuando nos olvidamos de esa dependencia que necesitamos tener de Dios, nos volvemos vulnerables, podríamos durar y resistir solos por un tiempo, pero tarde o temprano caeremos. Si al niño le cortan el cordón umbilical estando dentro del vientre de su madre, entonces no se podrá alimentar, no se desarrollará y morirá. ¡Espiritualmente funciona igual! Nuestra relación personal con Dios es ese cordón umbilical espiritual que nos une a la fuente que nos alimenta, NO LA DESCUIDES.

Aférrate a lo que te alimenta de vida, busca a Dios cada día para que en tu caminar no caigas en rutinas que distraen y enfrían, para que cada día sea parte de una aventura que dependa TOTALMENTE de Dios.

cordon_a_1239782-240

domingo, 24 de febrero de 2013

Por el simple gusto de escribir

Aquí estoy escribiendo de nuevo, sin nada puntual que decir, supongo que lo hago porque, como dice el título, simplemente me gusta escribir.

Recuerdo haber incluido en el backup de mi antigua computadora algunos posts que nunca publiqué (probablemente porque tampoco terminé de escribir), algunos interesantes supongo. Me comprometo conmigo mismo a encontrarlos y publicarlos “pronto” (jajajaja).

No tengo un tema del qué hablar hoy pero escribo porque estoy sentado en un Starbucks y no quiero parecer tan banal revisando solo el Facebook como algunos alrededor. Tampoco tengo con quien conversar, no hay nadie interesante conectado en Skype y tampoco algún conocid@ al lado para hablar un rato de todo un poco.

Es poca la gente con la que puedo hablar de todo un poco, de cosas importantes y de asuntos sin relevancia alguna. Están las personas que quieren pegarla de interesantes, maduras y civilizadas por los temas de conversación “elevados” que suelen tener. Conozco gente que sabe de física cuántica y se divierte igual hablando tonteras de vez en cuando. Por eso prefiero a las personas “de todo un poco” porque son menos predecibles, siempre hay algo nuevo y divertido de qué hablar.

Necesito amig@s! jajaja me he pasado el fin de semana metido y solo (¿me acompañas?)

Tengo en mi lista de aventuras un viaje a conocer Cuzco y Brasil el próximo año, cómo y cuándo, yo tampoco sé, solo estoy ahorrando para eso y leyendo sobre best practices para viajeros. Me gusta viajar, andar de mochilero conociendo lugares y gente nueva, lo primero que haré al terminar la carrera será recorrer Sudamérica en bicicleta de alguna forma. Tengo un amigo así de loco pero ya se casó y ahora sus prioridades son otras supongo, él me contagió las ganas de salir y conocer el mundo cuando me contaba sus aventuras.

¿El Facebook aburre no?. La chica de al lado se parece a alguien que conozco pero en versión un poquito mejorada. A los que están al frente de mi les cae de la rejilla del aire acondicionado gotitas de agua cada cierto tiempo jajaja casi les moja la laptop. Ya me dio frio, pero no tengo nada que hacer y aquí me distraigo viéndole la cara a la gente, voy a publicar esto y me pongo a leer algo. Ahí nos vemos.

sábado, 2 de febrero de 2013

Mi 2013 (y resumen 2012)

Este nuevo año, como se han podido dar cuenta (si es que alguien lee el blog), me tardé un poco más en escribir el post de los planes y metas para el año nuevo que inicia. El motivo creo que va muy de la mano con lo aprendido en el 2012, el año que pasó me enseñó que el que mucho abarca poco aprieta de una manera práctica, es de esto que nace mi primera meta para 2013: “No querer hacer TODO al mismo tiempo (¡NO SE PUEDE!)”.

Hice muchos planes y según yo, al ponerlos en un papel se me haría fácil ir completándolos. Al principio parecía funcionar, pero sin darme cuenta estaba planeando sin consultarle al jefe. Todos mis planes eran buenos, nada maquiavélico ni malvado o torcido en sí mismo, pero fueron MIS planes. Ahora, para aclarar un poquito, creo que no tiene absolutamente NADA de malo hacer planes, organizarse y trazarse metas en la vida, es más, deberíamos buscar hacerlo para así también ser buenos administradores del tiempo que Dios nos regala cada día. No deberíamos vivir dependiendo de las consecuencias de forma reactiva, sino de forma proactiva hacer que las cosas sucedan, que las circunstancias se den y seguir nuestras metas.

Mis planes eran buenos, eran muchos también ja ja. Pero los planes de Dios eran diferentes. Todo el 2012 Dios se lo pasó enseñándome (y sin pedirme permiso) que debo depender de Él en todo momento. Pasaron cosas que distrajeron mi foco de los planes que yo había hecho, situaciones que pusieron en tela de juicio mi corazón. Me cuestionaba todo, situaciones que me hicieron dudar, que me asustaron, que me golpearon y que creo que me hicieron madurar un poco más. Lo bueno es que pude ver a Dios, una vez más, interesado en que lo conozca más y de una forma diferente, no con teoría sino con el día a día, en la cancha ahí donde las papas queman.

Siento que he aprendido varias lecciones, que el 2012 fue un año de aprendizaje, de madurez y no de logros propios, fue un año que Dios usó para acercarse y ser más que nunca el Padre que todos necesitamos.

Este año nuevo aprendí que Dios es soberano, que Él decide y tiene la última palabra, aprendí que los planes que hago tienen como primer filtro su aprobación. Que debo vivir rindiendo todo delante suyo. Mi meta este 2013 es conocerlo cada vez más de nuevas formas, tener conversaciones íntimas en las que yo abra mi corazón y Él, el suyo. Eso es todo lo que quiero, agradarle.

lunes, 8 de octubre de 2012

Hola, hace mucho que no hablamos

Unos días atrás me encontré con una persona con la que no hablaba hace mucho tiempo. Recuerdo las largas conversaciones que solíamos tener, la pasábamos muy bien solo conversando juntos. Pero esta vez fue diferente.

Empezó con un ¡Hola!, un hola medio emocionado pero que por alguna razón no desató la espontaneidad que solía desatar. Por alguna razón después del clásico “¿Cómo has estado? – Bien, gracias y tú?” se terminó la conversación. Solo atiné a despedirme luego de esperar infructuosamente después de un buen rato. Sentí entonces que la relación de amistad ya no era la misma porque simplemente se había dejado de mantener el mismo contacto.

Me puse a pensar luego que esto mismo nos puede pasar con Dios, nos podemos distraer tanto con la rutina que dejamos de prestarle atención a mantener nuestra relación personal con Él. No sé tú, pero a mi se me hace un poco difícil volver a hablar con alguien a quien no he frecuentado después de un buen tiempo, bueno, no siempre, eso depende mucho también de la otra persona o del origen de esa relación, creo por ejemplo que con mis amigos de la infancia siempre voy a poder conversar sin importar el tiempo que nos hemos podido dejar de ver o hablar.

silhouette_at_sunset-sad_117120037_std

Si bien es cierto que nuestra relación con Dios depende de Él mismo, esto no debe ser excusa para decir que si algo anda mal debe ser su culpa. En el desierto les caía el pan del cielo, pero no pasó mucho tiempo y el pueblo empezó quejarse del ¡PAN QUE CAÍA DEL CIELO!. ¿Cómo te puedes quejar del pan cae del cielo cada día? (pero eso será tema de otro post). Lo que quería mencionar aquí es que a veces me cuesta conversar con Dios y que ahora ya sé que es por la misma razón por la que no pude conversar con la persona que mencioné al principio. Es muy importante que tengamos como prioridad número uno el conversar con Dios cada día, pero que sea por amor y que sea sincero, no por compromiso y mucho menos por tener algo que responder en la iglesia cuando alguien te pregunte por eso.

Lo bueno es que siempre podemos volver a conversar con Dios a pesar de que la conversación comience con un “Hola, hace mucho que no hablamos”, solo debes acercarte y buscarlo. Cuida que nada ni nadie haga que esa relación entre tú y Dios se enfrié. ¡Velad y orad!.