lunes, 5 de agosto de 2013

¿Con qué sueñas?

Me subí a un nuevo tren, una nueva aventura que espero me acerque más rápido a donde quiero llegar. Todos tenemos planes, proyectos y cosas que queremos lograr, todos tenemos sueños. La mayoría de esos sueños requieren de nuestra directa intervención, por eso no todos logran ver sus sueños hechos realidad, porque simplemente no todos saben de qué manera intervenir.

Es difícil tomar una decisión diferente y nueva cuando sabes que se corre un riesgo, cuando esa decisión significa salir de tu comodidad o dejar de hacer lo que estás acostumbrado a hacer. Esas decisiones que te desafían a moverte suelen ser las oportunidades que te acercan a tus sueños.

Soñar es gratis y bonito. Lograr que tus sueños se hagan realidad siempre implica trabajo, sudor y lágrimas. Te vas a caer y te va a doler, pero será la fortaleza de tu carácter lo que hará que te levantes y lo vuelvas a intentar. De eso se trata.

Los que creemos en Dios debemos entender que confiar en Dios es buenísimo, pero esperar que Él haga tu trabajo es destinar tu vida a la simple existencia, Dios no es tu hada madrina. Yo no quiero solamente existir, yo quiero impactar gente, ser de influencia, marcar la diferencia. Sé que suena egoísta o ambicioso, ¡qué bueno! he conocido gente sin ambiciones y la verdad no quisiera estar en ese club. No está mal tener sueños, Dios los puso dentro de ti para usarte en ellos, de lo que debemos preocuparnos es que estos estén alineados a su voluntad al igual que nuestras propias vidas.

Mantenerse motivado es lo más difícil, busca no perder lo que te mueve, no pierdas de vista el objetivo y si sabes que te costará llegar a él no te rindas. Construye dentro de ti un carácter que deteste perder, que ame los retos y que quiera con todo su ser alcanzar sus objetivos.